Recientemente he tenido el placer de leer Un caballero en Moscú. Mi mujer me lo regaló en San Valentín, como una propuesta atrevida y que se salía un poco de mi zona de comfort. Normalmente, me decanto más por la fantasía, la ciencia ficción o el terror, aunque siempre estoy abierto a cualquier lectura que respire calidad.
Amor Towles, autor de este cuento de hadas de tintes modernos, nos transporta con habilidad al Moscú de principios y mediados del siglo XX. Su prosa es cuidada, evocadora y la ambientación es exquisita: podemos percibir con claridad las distintas partes del Hotel Metropol, como si las recorrieramos junto a su protagonista.
El personaje principal, el conde Alexandr Rostov, es un pintoresco aristócrata que debe enfrentarse a la transformación rusa ocurrida a finales del siglo XIX y que se prolongó hasta mediados del XX, tras la revolución bolchevique. Es un personaje refinado, pausado, de un carisma innegable y modales impecables. Todo ello le convierte en un personaje sencillamente encantador.
Todos los personajes secundarios están pintados con maestría y tienen una profundidad que deja una huella indeleble en el lector. Me han fascinado Nina y Sofía, tanto por su personalidad, como por ser hilo conductor de gran parte de las vivencias del conde Rostov. De especial interés son Mishka, Anna y los compañeros del conde en el restaurante Boiarski: Emile, el chef; y Andrei el maître.
Durante el transcurso de la historia, multitud de disparatadas situaciones, de aire nostálgico y en ocasiones casi mágico, asaltan al protagonista. Poniendo a prueba su carácter flemático.
El libro puede leerse como una sucesión de estas situaciones, con un hilo general que se enhebra con maestría en el último tercio de la novela. Como no me gustaría destriparle la historia a nadie, sólo diré que esta parte es la que más fuerza dramática tiene, resolviéndose en un final muy bien trabajado y que deja en el lector un agradable sabor de boca, como un buen vodka en una tarde de invierno moscovita.
En definitiva, una lectura muy recomendable para cualquiera y que, además, cuenta con una serie en Netflix del mismo nombre, que aún no he tenido el placer de ver.
